El término de bullying es inglés y significa intimidación. En la actualidad, por desgracia es una palabra que está de moda ya que se detectan innumerables casos de persecución y agresión en los centros escolares. La actual ley vigente presta una especial atención a este gran problema que atraviesan algunos niños para así prevenirlo e incluso erradicarlo. El problema está en la detección ya que en la mayoría de los casos las víctimas están amenazadas y tienen miedo a hablar por las represalias que pueda tomar el agresor.
En el bullying podemos encontrar dos papeles; el agresor y la víctima. El agresor es una persona insegura que agrede a la víctima con constantes amenazas, insultos o agresiones para imponer su poder sobre él, esto hace que la víctima se sienta intimidada ocasionándole dolor, angustia y miedo hasta llegar a un punto que puede tener consecuencias muy graves como el suicidio. Podemos encontrar varios tipos:
- Físico: Es una agresión directa en la que predominan las patadas, empujones, golpes, etc. aunque también puede producirse de manera indirecta con daños materiales en objetos personales.
- Psicológico: Basado en amenazas para conseguir así que la víctima le proporcione al agresor objetos que posea, dinero o simplemente obligarle a realizar acciones no deseadas.
- Verbal: Es uno de los más habituales que deja huella en la víctima debido al gran poder de las palabras.
- Social: Consiste en la exclusión y aislamiento ignorando a la víctima o impidiendo su participación en actividades de la vida cotidiana como puede ser la práctica de un deporte, quedar con los amigos, etc.
Como he mencionado con anterioridad es un fenómeno que está muy presenta ya que en España las cifras estiman que 1.6% de los niños y jóvenes sufren acoso y un 5,7% lo vive de manera esporádica. Aunque no solo ocurre en España, ya que los datos se repiten alrededor del mundo y afecta a niños de manera independiente a su condición social, a que se encuentren en centros públicos o privados o a su residencia sea una ciudad o un pueblo.
Para prevenir este problema debemos ser capaces de reducir la incidencia y su vez los casos, las familias y el centro deben ser capaces de encontrar los factores de riesgo que pueden generar estas conductas para así poder actuar sobre ellas. Una posible solución es la realización de campañas, talleres de formación, fomentar una buena comunicación entre la familia y el centro escolar.
Cuando somos adultos, alcanzamos un nivel de madurez que nos permite ignorar o rechazar aquello que nos hace daño, pero si nosotros no sufrimos ningún daño tendemos a guardar silencio. En las redes sociales y hasta en programas de televisión se han planteado situaciones de acoso en las que podemos ver como los actores discuten, se agreden, etc. y la mayoría de las personas que lo ven pasan desapercibidos ya que el problema no es suyo. Esto no es así, es un problema que nos puede afectar a todos en algún punto de nuestra vida y debemos ayudar al otro, ya que el silencio en estos casos puede ocasionar consecuencias devastadoras.
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